Aranceles de EE. UU.: cronología, efectos y recomendaciones
Estados Unidos implementó una serie de medidas arancelarias que iniciaron en febrero de 2025, con el objetivo de equilibrar su balanza comercial mediante tarifas recíprocas.
Las disposiciones, emitidas por órdenes ejecutivas de la administración Trump, establecieron un arancel base del 10 % a todas las importaciones, y porcentajes más altos para países con los que mantiene déficits comerciales, como China y México.
Estas acciones han provocado efectos inmediatos en las cadenas de suministro globales, afectando productos estratégicos y aumentando la complejidad del comercio exterior.
La línea del tiempo
Durante el webinar “Análisis de los aranceles recíprocos”, los especialistas y Licensed Custom Brokers, Humberto Orduño y Guillermo Lizárraga, expusieron el contexto y evolución de estas medidas.
Según su análisis, el 4 de febrero se impuso un arancel adicional del 10 % a productos originarios de China, con el argumento de combatir el tráfico de fentanilo. Este gravamen se sumó a los existentes bajo la sección 301, que ya aplicaban tarifas de entre 7.5 % y 25 %.
Un mes después, el 4 de marzo, se extendieron estas medidas a México, estableciendo un arancel del 25 % sobre todos los productos de origen mexicano. Durante los días 4, 5 y 6 de marzo, los beneficios del T-MEC fueron suspendidos, lo que generó una caída drástica en el flujo de las mercancías. El 7 de marzo se restablecieron dichos beneficios, siempre que las mercancías contaran con certificados de origen válidos y correctamente sustentados.
El 12 de marzo, se aplicaron nuevamente aranceles del 25 % para el acero, aluminio y sus derivados, bajo la sección 232 a todas las importaciones sin distinción de país.
Los expertos explicaron que, en estos casos, resulta esencial desglosar en las facturas el contenido específico de estos materiales para evitar aplicar el impuesto sobre partes no sujetas.
A partir del 5 de abril se estableció una tarifa recíproca del 10 % para todos los países, con el argumento de nivelar las condiciones comerciales internacionales. Sin embargo, el 9 de abril se anunciaron tarifas diferenciadas por país que oscilaron entre el 11 % y el 49 %, dependiendo del déficit comercial con Estados Unidos.
Al día siguiente, el 10 de abril, estas tarifas fueron suspendidas por un periodo de 90 días, manteniéndose solo el arancel base del 10 %, salvo en el caso de China, donde los aranceles continuaron incrementándose hasta alcanzar el 145 %.
El 11 de abril se publicó una lista de productos exentos del arancel del 10 %, entre los que se incluyeron electrónicos, semiconductores, smartphones y laptops. Estas exenciones buscan evitar impactos en sectores tecnológicos y de manufactura crítica.
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Recomendaciones ante el nuevo entorno arancelario
Humberto Orduño y Guillermo Lizárraga recomendaron diversas estrategias para enfrentar los cambios regulatorios.
Por ejemplo, emitir certificados de origen completos, firmados por una persona localizable y vigente dentro de la empresa, y con toda la información necesaria para cumplir con los requerimientos de la aduana estadounidense. También que dichos certificados estén disponibles desde el momento de la importación y no se emitan con una fecha diferente.
Otro punto es el uso correcto de las fracciones arancelarias del capítulo 99 del sistema de tarifas de EE. UU., necesarias para aplicar o exentar los aranceles según la normativa vigente. Ambos expertos enfatizaron en la necesidad de contar con sistemas que integren esta información de forma precisa y actualizada, para evitar errores en los pedimentos.
Asimismo, recomendaron a los importadores tramitar su número de pago directo a la aduana, lo cual permite el débito directo de los impuestos desde sus cuentas bancarias y reduce el riesgo de sanciones por pagos extemporáneos.
También es importante integrarse al sistema de pagos mensuales y al programa de reconciliación, en especial para empresas con operaciones bajo esquemas de maquila, con el fin de facilitar ajustes posteriores sobre los valores declarados.
Los especialistas reiteraron que el entorno comercial actual requiere mayor precisión en la documentación, colaboración estrecha con los agentes aduanales y apertura al diálogo entre gobiernos y sectores industriales para minimizar los impactos negativos y evitar sanciones innecesarias.
En ese tenor, llamaron a aprovechar el periodo de suspensión de 90 días para fortalecer las estrategias de cumplimiento, buscar acuerdos bilaterales más sólidos y adaptarse a una política comercial más estricta por parte de Estados Unidos.
Ante este panorama, es fundamental que las empresas exportadoras verifiquen que sus productos cumplen con las reglas de origen establecidas en el T-MEC, a fin de acceder al trato preferencial previsto en el acuerdo y exentar estos aranceles.
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