Retos de comercio exterior y logística en México para 2026
El sector logístico y de comercio exterior en México llegará a 2026 en un momento decisivo. Aunque el país mantiene un desempeño comercial positivo impulsado por exportaciones manufactureras, el entorno que se perfila anticipa ajustes profundos que pondrán a prueba su competitividad, su capacidad operativa y su preparación estructural.
La presión no solo vendrá de cambios regulatorios como la imposición de nuevos aranceles a países con los que México no tiene un tratado de libre comercio, sino también de modificaciones tecnológicas y de fiscalización que exigirán procesos más digitalizados en aduanas, en un contexto marcado por el nearshoring y por una red logística cada vez más demandada.
Tránsito México-EE. UU.
En 2025, el corredor Estados Unidos–México se consolidó como una de las rutas comerciales más transitadas, modificando el diseño de redes para transportistas que antes dependían más de los flujos entre Asia y la Costa Oeste.
No obstante, ese crecimiento acelerado también se enfrenta a factores que limitan la fluidez de las operaciones como la falta de personal aduanero, la inseguridad en carreteras y la escasez de conductores.
De acuerdo con Evan Baschko, CEO de ITS Traffic Systems, la escasez de conductores en México alcanzaría 28 mil puestos en 2025, con retos de retención similares a los del mercado estadounidense.
Aranceles a países sin TLC
Para 2026, el reto arancelario no se limita a las medidas de Estados Unidos, ya que iniciará la vigencia en México de las tarifas a las importaciones originarias de países con que no se tenga un tratado de libre comercio (TLC) como China, India, Corea del Sur, Brasil, entre otros.
Según la firma de soluciones logísticas SupTra, esta medida puede elevar el costo de entrega por producto y reconfigurar la operación cotidiana.
La consecuencia operativa se describe con claridad: los transportistas pueden ver una disminución o cambio en los volúmenes de productos “de alta carga”, mientras que los expedidores enfrentarían aumentos en costos de compra a domicilio, con impactos directos en la valuación de inventarios y el flujo de caja.
A la par, podrían modificarse los flujos de carga: importaciones desde orígenes con aranceles elevados tenderían a disminuir, desviando rutas hacia socios con tratados comerciales o acelerando procesos de deslocalización dentro de México. Esto implicaría nuevas escalas portuarias, otras redes de transportistas y patrones de transporte alterados.
Almacenes bajo presión: más inventario y más demanda de espacio
Otro punto del texto de referencia es la “tensión” en la red de almacenes. Ante costos más altos o mayor incertidumbre, las empresas podrían acumular inventarios de reserva en jurisdicciones con aranceles más bajos o dentro de México, elevando la demanda de almacenamiento a largo plazo y de esquemas como cross-docking.
En ese escenario, la competitividad logística dependerá, en gran medida, de la velocidad con la que el sector se adapte al nuevo entorno.
Reforma aduanera y fiscalización digital
A este entorno se suman las iniciativas de modernización con la reforma a la Ley Aduanera que comenzará su aplicación el 1 de enero de 2026. En ese marco, se anticipa una fiscalización más estricta con procesos digitalizados (inteligencia artificial, videovigilancia y tecnologías de la información), además de iniciativas de transparencia como la creación de un Consejo Aduanero.
Sobre este tema, Pablo Silva, director de Contenidos de The logistics world summit & Expo, señaló a la modernización como una oportunidad para revalorizar a la industria logística.
Por su parte, la consultora Ken Research apuntó que el mercado mexicano de tecnología logística está valuado en alrededor de 1,200 millones de dólares, impulsado por la demanda de eficiencia en la cadena de suministro, el auge del comercio electrónico y herramientas digitales que optimizan operaciones.
Talento y capacidad operativa
No obstante, la firma advierte que la modernización enfrenta un reto crítico: la escasez de profesionales calificados de alrededor 50 mil vacantes en los próximos años, agravado por el ritmo del cambio tecnológico, que supera las capacidades actuales de la fuerza laboral.
Aunque las empresas invierten en capacitación, su impacto inmediato es limitado y presiona al alza los costos operativos al dificultar la cobertura de perfiles especializados.
En este contexto, es fundamental actuar de manera preventiva: reforzar estrategias, acelerar modernización operativa y alinear esfuerzos entre autoridades, empresas y operadores logísticos.
Además de los cambios regulatorios y las mayores exigencias de cumplimiento, es importante anticiparse a disrupciones que puedan generar retrasos en las cadenas de suministro.
Cumplimiento documental
Otro reto significativo para 2026 es el inicio de la exigencia de la Manifestación de Valor Electrónica a partir del 1 de abril de 2026.
Este punto es relevante, ya que las empresas deben estar listas para demostrar la trazabilidad y consistencia en contratos, incoterms, responsabilidades logísticas, seguros y contribuciones.
A esto se suma la ampliación del expediente electrónico, que ya no se limitará al pedimento y anexos tradicionales, sino que incorporará más información vinculada con certificaciones, avisos y documentos previstos en el artículo 59 de la Ley Aduanera, disponibles por operación.
El cambio en la fiscalización también se describe de forma muy puntual: revisiones apoyadas en inteligencia artificial, con análisis más automatizados y menor margen para errores que antes podían pasar en revisiones manuales.
Revisión del T-MEC
Aunado a lo anterior, en 2026 iniciará la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), a seis años de su entrada en vigor, en un contexto de tensiones comerciales entre sus integrantes.
Para el sector logístico y de comercio exterior de México, su relevancia es eminentemente operativa: la certidumbre del T-MEC sostiene decisiones de inversión, planeación de capacidad, diseño de rutas y cumplimiento documental en cadenas regionales altamente integradas.
Este proceso ya se está activando desde hace algunos meses con consultas públicas y audiencias en los tres países, lo que incrementa la sensibilidad del mercado ante cualquier señal de ajustes en reglas y disciplinas que impacten costos, tiempos y continuidad del flujo transfronterizo.
Entre los principales temas a revisar se encuentran:
Reglas de origen (especialmente automotriz y autopartes)
Cumplimiento de normas laborales
Expansión de mecanismos en materia ambiental
Energía y trato a la inversión
Preparación y adaptación
El contexto del comercio exterior y logística en 2026 pondrá a prueba a las empresas en su capacidad operativa, tecnológica y documental. Por tal motivo, es necesario el reforzamiento de planes de contingencia, cumplimiento y adopción tecnológica al ritmo que exigirá una fiscalización cada vez más digitalizada que les permita anticiparse para prevenir riesgos.
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